viernes, 17 de agosto de 2012

PERSONAJES


 RICARDO DE LA PARRA. Iza – Boyacá Noviembre 1815 - Envigado - Antioquia 1873. Sus padres D. Juan Francisco y Dª Ana Gregoria Díaz. Sobrino del Dr. N. Parra, quien era protector infatigable de la familia y cura de Iza en ese entonces. Desde muy niño fue llevado a Bogotá para recibir una esmerada educación. La guerra de la independencia cobijó su juventud. Terminada su primaria, ingresó al Colegio Nuestra Señora del Rosario, en donde hizo el curso llamado filosofía, allí se destacó por su inteligencia, aplicación al estudio, por sus arrebatos de argumentación y giros de perceptibilidad. Luego entro a tareas de Facultad Mayor, como se decía en ese tiempo y estudio medicina y derecho patrio, obteniendo sus grados en ambas materias entre los años 1837 y 1838. Colaboró en periódicos como El Joven. Fue congresista y militar y participo en las guerras civiles de mediados del siglo XIX. Introdujo en Colombia las ideas de Benjamín Bentham. Escribió varias obras, entre ellas: La guirnalda de Julia, Cinco piezas en verso, Poesías, Carta sobre filosofía moral y Memoria sobre el tratamiento nacional y eficaz de la elefantiasis de los griegos.

Extraído del libro:  “Recuerdos de un viaje de Medellín a Bogotá” de Manuel Uribe Ángel. Editorial Universidad de Antioquia. Narrativa/Patrimonio.

La atribución de rasgos animales a los enfermos de lepra con el término de facies leonina será característica del saber médico, aún en el siglo XX.98 En un tono tan patético como el de Carda, el médico Ricardo de la Parra publicó en 1868 un complicado estudio sobre elefantiasis, escrito en un lenguaje bíblico lleno de execrables imágenes literarias, donde evocaba a la enfermedad como "el mal hercúleo", "primogénito de la muerte" y "rey de los espantos". 
Parra mostraba sin embargo alguna familiaridad con la obra clásica del médico noruego Daniel C. Danielssen sobre la lepra, y describía la elefantiasis como la enfermedad constitucional por excelencia.99 Por lo demás, en su definición se adivina la influencia del lenguaje del médico escocés Brown y su idea de que las enfermedades eran asténicas:
La Elefantiasis de los Griegos es una perturbación de la acción refle ja que hiere de atonía o de un principio de parálisis, a todo el sistema vascular contráctil, y que produciendo por esto una astenia general de todas las funciones, engendra una discrasia general para lle gar a una mortificación más o menos profunda de todos los tejidos. 100
Como era usual, Parra presentaba una extensa enumeración de las causas predisponentes y las causas directas u ocasionales de la lepra, entre las que incluía el contagio, como también la herencia. 101 Debido a que la noción de contagio que usaban estos médicos era diferente del concepto moderno de infección, como se ha explicado, la idea de que la lepra era contagiosa no resultaba en absoluto contradictoria con la idea de que podría ser heredada también. El interés de Parra por la enfermedad se debía a que varios miembros de su familia la padecían, lo cual no obstaba sin embargo para que en sus escritos asegurara que la elefantiasis relajaba el sentido moral de los enfermos, tornándolos irascibles, envidiosos, tímidos, desconfiados, insensibles y perversos, como se decía de los leprosos medievales. Este prolífico autor, que dedicó buena parte de su vida al estudio de la lepra y a proponer al gobierno y al parlamento diversas soluciones, estaba convencido de su originalidad científica y de haber resuelto el problema teórico de la verdadera naturaleza y causa de la enfermedad.102
La mayoría de los estudios examinados trataba extensamente el tema de la terapéutica. En una época en que la medicina no se en contraba organizada como profesión, los enfermos, como clientes más que como pacientes, podían demandar cierto tipo de tratamiento y aun cierta clase de diagnóstico. Los médicos, cuyas carreras dependían de los pacientes y estaban interesados en asegurar una cliente la, editaban largas y detalladas listas de remedios y de posibles curas para la lepra. De hecho, el manuscrito anónimo titulado Régimen que debe observar todo enfermo atacado de elefancia o lepra, en cualquier estado de la enfermedad, publicado en 1858, terminaba con una nota anunciando que el doctor Ricardo de la Parra preparaba y vendía los remedios descritos. 107 De la misma manera, la costumbre de ciertos médicos de presentar a las autoridades ejemplos de su puestos casos de lepra curados por ellos debe ser entendido como una manera de asegurar las ganancias potenciales de tales remedios. Éste parece ser el caso del doctor Esteban Pardey de Barranquilla, quien en 1847 presentó al entonces presidente de la repúbli ca, General Tomás Cipriano de Mosquera, dos pacientes de lepra que él alegaba haber curado, lo cual no es imposible puesto que la lepra muchas veces sanaba de manera espontánea.108

97
Montoya. Contribución al estudio de la lepra en Colombia. p.56.
98
Moller-Christensen. leprosy Changes of the Skull (Odense: Odense University Press. 1978).
99
Sobre Danielssen se tratará en el capítulo 3.
100
Ricardo de la Parra. la elefantiasis de los griegos y su verdadera naturaleza (Bogotá: Imprenta de Gaitán. 1868). p.40; ver también. pp.38 y 56. Una versión de este libro había sido publi cada en París como Ensayo sobre el Zaarah de Moisés o especimen de una obra seria sobre la Elefantiasis de los Griegos (París: Imprenta de Bonaventure l Ducessols. 1864).
101
Parra. la elefantiasis de los griegos, pp.154-157 v 197-219.
102
Sobre Ricardo de la Parra, véase: Montoya, Contribución al estudio de la lepra en Colombia, p.67 y Joaquín Ospina, Diccionario biográfico y bibliográfico de Colombia, Tomo 3 (Bogotá: Editorial Águila, 1939), pp.231·234.
103
Ignacio Pereira, Elefantiasis de los griegos: Carta dirigida al señor Ricardo de la Parra (Bogotá: Imprenta de Foción Mantilla, 1866), ver especialmente pp.1-5.
104
Ácarus significaba, en general, animales muy pequeños o animáculos.
105
Ibid., p.5.
106
Sobre la medicina homeopática y sus conflictos con la medicina alopática que ya se perfilaba como la medicina oficial. véase: María del Pilar Guzmán Urrea. "La alopatía y la homeopatía en el siglo XIX: conflicto entre dos prácticas médicas". Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura. 1995. (22): 59-73
107
"Régimen que debe observar todo enfermo atacado de elefancia o lepra. en cualquier esta do de la enfermedad". en: Montoya. Contribución al estudio de la lepra en Colombia. pp.60-61.
108
Esteban Pardey. "Exposición del Dr. Esteban Pardey sobre el uso del huano en la elefancia", en Ibid .. pp.59-60
109
José María Ruiz, "De la elefantiasis de los griegos", Tesis para la revalidación del grado, 1867, Biblioteca Nacional, Fondo Pineda, No.399. Este trabajo debió ser realizado en la escuela de medicina que dirigía Vargas Reyes, ya que la Universidad Nacional sólo comenzó a funcionar a comienzos del año de 1868.
110
Como era usual, Ruiz no citaba fuentes; por lo tanto no se sabe si se refería al padre o al abuelo del célebre naturalista Charles Darwin, ambos médicos, aunque no conozco que ellos hubiesen escrito sobre lepra.
111
Samuel Durán, 'Elefantiasis de los griegos. Tesis para el doctorado en medicina y cirugía, presentada a la Universidad de los Estados Unidos de Colombia por Samuel Durán", Anales de la Universidad, 1874, 8 (67-721: 455-501, en p.478
112
bid. pp.478-9..


Extraído de:  Batallas contra la Lepra: Estado, Medicina y Ciencia en Colombia. Obregón Torres , Diana.




RESEÑA HISTÓRICA
Luis Patiño Camargo 
(1871-1978)
EFRAIM OTERO RUIZ* 
* Presidente, Sociedad Colombiana de Historia de la Medicina.



Sería difícil encontrar un médico a quien Colombia deba tanto en lo referente a la medicina preventiva y al conocimiento de las enfermedades infecciosas como al profesor Luis Patiño Camargo, fallecido hace casi tres décadas y permanentemente recordado en los anales de la ciencia de nuestro país.
Nacido en Iza, población cercana a Sogamoso, se graduó de bachiller en el Colegio Mayor del Rosario en Bogotá y estudió Medicina en la Universidad Nacional donde se graduó en 1922. Desde muy joven mostró gran interés por las técnicas bacteriológicas y de laboratorio clínico, en ese entonces en pleno surgimiento, y se vinculó desde 1918 al recién creado Laboratorio Samper Martínez, germen de nuestro futuro Instituto Nacional de Salud. Allí desarrolló su tesis de grado que vino a dar fin a una polémica vigente desde finales del siglo XIX, sobre la existencia o no del tifo exantemático en Bogotá que para muchos era sólo una forma hipertóxica de la fiebre tifoidea: su impecable demostración de la rickettsia como agente etiológico estableció claramente el diferente origen de las dos enfermedades.
Muy recién graduado se trasladó a Norte de Santander, donde hizo memorables estudios sobre enfermedades gastrointestinales, paludismo y fiebre amarilla endémica; residenciado por varios años en San Cristóbal (Venezuela), allí nació su primogénito José Félix Patiño Restrepo, otra gloriosa figura de la cirugía y la educación médica en Colombia, cuyo octogésimo aniversario acabamos de celebrar.
Regresado a Bogotá en 1932, ascendió por riguroso concurso el escalafón docente hasta llegar a ser profesor titular de la cátedra de Clínica Tropical y profesor honorario de la Universidad Nacional. Al tiempo escaló notables posiciones en la salud pública, habiendo sido Director Nacional de Higiene, de Salubridad Nacional y director del naciente Ministerio de Salud, cargo equivalente al actual de Ministro. Simultáneamente publicó nu merosos trabajos de investigación, sobre todo en el campo de la fiebre amarilla, que culminaron en su excelente resumen titulado Notas sobre la fiebre amarilla en Colombia, uno de los más completos y consultados aún en la actualidad. Al mismo tiempo dedicó sus observaciones a una extraña fiebre aparecida en el corregimiento de Tobia, cercano a Villeta; sus investigaciones llegaron a demostrar que se trataba de otra forma de rickettsiosis, similar a la fiebre manchada de las Montañas Rocosas, que describió en detalle en un artículo ya clásico del American Journal of Tropical Medicine, y cuyos brotes, hoy muy controlables, se han presentado esporádicamente desde entonces en varias regiones del país.
Pero aún no cesaban sus inquietudes sobre otras enfermedades infecciosas, en cuyo estudio supo parangonar hábilmente la epidemiología, la observación clínica y el laboratorio. Llamado a finales de los 30 a estudiar un brote febril agudo y con frecuencia mortal en las inmediaciones de Pasto (en aquel entonces distante varios días de la capital del país), allí se trasladó con uno de sus más brillantes y jóvenes alumnos, el hoy profesor Hernando Groot, y entre los dos realizaron los primeros extendidos de sangre que vinieron a demostrar, sin lugar a dudas, que se trataba de la bartonelosis también conocida como fiebre de Oroya o enfermedad de Carrión. También a comienzos de esa década prestó sus servicios como Inspector de Sanidad de las Fuerzas Armadas en la guerra con el Perú, donde se salvó milagrosamente de un naufragio en el río Orteguaza, en el que cuatro de sus cinco acompañantes perecieron.
Ya en las décadas de los 40 y 50 representó brillantemente al país en congresos científicos internacionales, habiendo sido uno de los más tenaces defensores de la naciente Organización Panamericana de la Salud (OPS) y contribuyendo de manera esencial al establecimiento y financiación de numerosas campañas entre nosotros por la Fundación Rockefeller. Sus acotaciones originales al lenguaje técnico por varias décadas contribuyeron a su elección como Académico de la Lengua, siendo a través de su vida un extenso cultivador de los clásicos griegos y latinos. Fue Presidente de la Academia Nacional de Medicina y de numerosas academias y sociedades científicas internacionales, algunas de las cuales lo distinguieron con sus condecoraciones más elevadas.
Como dijo el desaparecido Académico Carlos Sanmartín con ocasión del centenario de su nacimiento: "El doctor Patiño era suave pero firme; serio y estricto sin ser adusto; afable y con sentido del humor. Fue hombre de hogar cariñosamente dedicado a su esposa e hijos con los cuales no escatimó esfuerzos para darles, como a su primogénito, la mejor formación posible". A su muerte escribió Juan Lozano y Lozano: "En él se daban cita excelencias del intelecto y la conducta que rara vez se encuentran reunidas y, sobre todas esas cualidades, si no fuera paradoja, se diría que resplandecía su modestia".
Sus últimos años los pasó retirado en su hacienda de Gotua, en las vecindades de Iza, y por su propia voluntad dispuso que, a su muerte, se le enterrara en la misma población, donde hoy reposan sus restos. Pero su memoria ocupa hoy un sitial de honor en la historia de la ciencia colombiana.

El texto anterior fue publicado previamente en la revista Innovación y Ciencia volúmen XIV, número 2 de 2007 y se reproduce bajo la autorización de la revista Innovación y Ciencia y la Asociación Colombiana para el Avance de la Ciencia.


Observación: Nombre Completo: Luis Benigno Patiño Camargo

  • JOSE SERGIO CAMARGO PINZÓN
Camargo Pinzón, Sergio

Ficha Bibliográfica
Título: Camargo Pinzón, Sergio
Colección: Militar
Tipo de documento: Texto
Fuente de catalogación : CO-BoBLA
Militar y político boyacense (Hacienda Usamena, Iza, diciembre 26 de 1832 - Miraflores, septiembre 27 de 1907). El militarismo colombiano de la segunda mitad del siglo XIX presenta un tipo de militares-abogados, partidarios de la consolidación nacional, el orden y el respeto a las leyes, formados en un ambiente de guerras civiles, polémicas entre liberales y conservadores, centralistas y federalistas, clericales y anti-clericales, radicales y tradicionalistas. Uno de estos militares-abogados fue Sergio Camargo Pinzón, hijo de Simón Camargo y de Ignacia Pinzón Suárez. En la década de los cuarenta, la familia Camargo Pinzón vivía en su finca Gotua, en el cruce de caminos que conducen a Iza, Firavitoba, Pesca y Sogamoso. Sergio Camargo hizo sus estudios en el Colegio de San Bartolomé, donde recibió el título de Abogado, en el año 1852. Durante sus años estudiantiles, la Nueva Granada vivía un ambiente romántico y social. En diversas ciudades del país, comenzaron a aparecer las sociedades democráticas, organizadas por obreros y por la juventud. En Bogotá, los jóvenes granadinos de ideas avanzadas se reunieron alrededor de la Escuela Republicana, donde se formaron Sergio Camargo, Salvador Camacho Roldán, Santiago y Felipe Pérez, José María Samper, Felipe Zapata, José María Rojas Garrido y otros coetáneos que integraron la llamada Generación de los Radicales. La época preconizaba cambios drásticos en las instituciones existentes, se planteaba la necesidad de medidas radicales para conseguir el mejoramiento de las condiciones sociales y económicas. Políticamente, el Radicalismo que influyó en las ideas y actitudes del joven jurista Sergio Camargo, se inclinó a apoyar los movimientos que sostenían la libertad de expresión, la libertad de opinión y la libertad religiosa. Los radicales se manifestaban propensos a despreciar el autoritarismo, las dictaduras, el orden impuesto con rigor y los convencionalismos. Lucharon por el establecimiento del Estado laico, la separación entre Iglesia y Estado, la escuela laica gratuita y obligatoria, el sufragio universal y las libertades. Camargo, formado en un colegio tradicional como el de San Bartolomé y en un ambiente revolucionario radical, inició sus actividades como jurista en Sogamoso, donde fue nombrado juez. Su actividad política comenzó en 1857, cuando participó como vicepresidente en la asamblea constituyente de Boyacá, que dio las bases para la Constitución estatal. Ese mismo año, durante la presidencia provisional del general Santos Gutiérrez, fue secretario de Gobierno del Estado de Boyacá, y en 1862, fue presidente de ese estado, cargo que ocupó hasta el 30 de noviembre de 1865. Durante su administración, le correspondió la desamortización de bienes de manos muertas, la extinción de algunas comunidades religiosas en Boyacá, la organización de la penitenciaría de Tunja, la fundación de escuelas públicas y cárceles municipales. Se interesó por la construcción de caminos, entre ellos, el de Sogamoso a Casanare, el camino a las minas esmeraldíferas de Chivor y otras obras para el progreso de Boyacá. Cuando culminó su obra gubernamental en el Estado de Boyacá, Camargo ocupó la rectoría del Colegio de Boyacá, el alma mater de la cultura boyacense.. Era costumbre en los años del Radicalismo, que este plantel, donde se han formado las generaciones boyacenses, lo regentaran altas personalidades boyacenses del gobierno estatal o nacional, o escritores de talla nacional. En los años posteriores, Camargo ocupó diversos cargos en la administración y en la política. En 1868 fue secretario de Guerra y Marina en la presidencia del general Santos Gutiérrez, y en 1871, jefe de la Guardia Nacional. En 1876 fue elegido senador de la República por Boyacá y nombrado segundo designado a la Presidencia de la República. Posteriormente, en 1877, tomó posesión como presidente de la República, entre el 19 de mayo y el 13 de agosto de 1877, en reemplazo del presidente titular, Aquileo Parra, quien había pedido una licencia por motivos de salud. En su corto gobierno, Camargo se distinguió por su espíritu conciliador y prudente, que le dio fama como "presidente de la paz". Le correspondió decretar un armisticio total para lograr la conciliación y la hermandad de los colombianos, aunque algunos de sus copartidarios no estuvieron de acuerdo con el armisticio y las medidas pacifistas, principalmente ante los brotes rebeldes de los derrotados en la guerra. Camargo tenía una idea frentenacionalista para alcanzar la paz en Colombia, consideraba que para llegar a la paz, se necesitaría de la concurrencia de todos los partidos, asegurada en la Ley Fundamental. Después de su gobierno, fue designado diplomático en Europa para fortalecer las relaciones con Alemania, Francia, Gran Bretaña y el Vaticano.
En sus misiones diplomáticas, Camargo sentó las bases para el primer tratado de amistad con España, y dio los primeros pasos para el establecimiento de las relaciones diplomáticas con el Vaticano. En 1883 fue designado ministro plenipotenciario en Venezuela y diplomático ante el gobierno de Ecuador. Camargo Pinzón también participó en las guerras civiles de la segunda mitad del siglo XIX; por su actuación heroica; alcanzó el grado máximo de general de la República. Con el batallón Cazadores, actuó contra la dictadura del general José María Melo en 1854. Posteriormente, con el batallón Calaveras, participó en la batalla de Hormezaque y en la batalla de Tunja, en la Semana Santa de 1861. En la guerra civil de 1876-1878, el general Sergio Camargo fue el héroe de la batalla de Garrapata, el 20 de noviembre de 1876, una lucha de dos días, considerada como una de las más cruentas y difíciles de las guerras civiles. Así mismo, participó en la batalla de La Donjuana, el 28 de enero de 1877, que fue decisiva para el triunfo radical. Participó también en la guerra civil de 1885, promovida por el liberalismo radical para derrocar el gobierno de la Regeneración. En la batalla de La Humareda, el 17 de junio de 1885, en la cual participó el general Camargo con el ejército radical, los liberales fueron derrotados, con un elevado número de muertos. Años después, Camargo no fue partidario de la guerra de los Mil Días, la cual consideraba fatal para el futuro de Colombia. Por su heroicidad y, a la vez, su espíritu de conciliación y paz, ha sido llamado "el Bayardo colombiano" estableciendo una comparación con el famoso Pierre Terrail, señor de Bayard, célebre por sus actos heroicos ante los españoles y, en especial, por su defensa del puente de Garellano contra 200 españoles. El 1 de julio de 1868, Camargo contrajo matrimonio en Miraflores con doña Matilde Acosta Castillo, quien murió por el nacimiento de su primer hijo. Posteriormente, en 1871, contrajo sendas nupcias con doña Trinidad g Costa, hermana de su primera esposa y del general Santos Acosta. En sus últimos días, Camargo se residenció en Miraflores.
JAVIER OCAMPO LÓPEZ.
Bibliografía
CAMARGO PEREZ, GABRIEL. Sergio Camargo, el Bayardo colombiano. Tunja, Academia Boyacense de Historia, 1987. PEREZ AGUIRRE, ANTONIO. 25 años de Historia colombiana. Bogotá, Editorial Sucre, 1959. RODRIGUEZ PIÑERES, EDUARDO. El Olimpo Radical. Bogotá, Librería Voluntad, 1950.
www.banrepcultural.org/blaavirtual/biografias/camaserg.htm

  • JOSE RAFAEL FRANCISCO MAMERTO CAMARGO BECERRA.






Tomado de Biblioteca Banco Popular.




Tomado de:  Síntesis Panorámica de la Literatura Boyacense. Vicente Landines Castro.


  • FRANCISCO CRISTANCHO CAMARGO




Compositor, arreglista, trombonista y guitarrista nacido en Iza, Boyacá, el 27 de septiembre de 1905
Músico desde su niñez, a los ocho años ya tocaba instrumentos de cuerda y a los 10 musicalizó su primer poema. A los quince ingresó a la Banda Municipal de Boyacá y posteriormente perteneció a la del Tolima.
En 1922 se traslada a Bogotá donde combina su participación en la “Banda del Regimiento de Caballería Montada” con los estudios musicales en el Conservatorio Nacional que dirigía el maestro Guillermo Uribe Holguín, donde hace cursos avanzados de armonía, trombón y bombardino.
Su vinculación con el grupo de caballería montada hizo que tomara gran afición por la equitación, deporte que practicaba con gran destreza. Fue amigo de Pedro Morales Pino quien lo incorporó a su estudiantina como primera bandola. Con ésta y con un grupo de importantes artistas de la época viaja a España en 1929 en representación del gobierno nacional para actuar en la Exposición Ibero Americana de Sevilla. Terminada la misión todo el grupo se regresa a Colombia, pero Cristancho resuelve quedarse e ingresar al Real Conservatorio de Madrid para adelantar estudios avanzados sobre armonía, contrapunto, composición, instrumentación y dirección musical. Durante dicha permanencia es nombrado trombonista de la Orquesta del Conservatorio, así como trompetista de la Banda Nacional de España.
 Terminados sus estudios en el Conservatorio de Madrid se vinculó a las Orquestas “Las estrellas negras” y la del alemán Mark Weber como primer trombón y con ellas recorre en largas giras la mayoría de los países europeos.
Cristancho regresa a Colombia en 1937 y organiza varias orquestas.
En 1947 el Presidente Mariano Ospina Pérez lo distingue con el nombramiento ad-honorem como Embajador de la Música Colombiana y en tal condición recorre varios países realizando una importante labor de difusión de nuestro folclore.
Como veremos seguidamente, Francisco Cristancho fue además de músico excelente y virtuoso ejecutante de los más diversos instrumentos, un prolífico compositor de hermosos temas en aires andinos colombianos. Estas son algunas de sus obras: “Bochica”, “Bachué”, “Pa’ qué me miró”, “Bacatá”, “Tequendama”, “Guatavita”, “Mi chatica”, “Tan matando un perro”, “Santafereña”, “Panoramas”, “Retoños”, “Ta’ juertón”, “Iza”, “Monserrate”, “Chía”, “Desde que se fué con otro”, “Tisquesusa”, “Torbellino de mi tierra”, “Festival chibcha”, “Lunares”, etc…
Sobreviven al maestro Cristancho Camargo dos hijos, excelentes músicos ambos, Francisco y Mauricio Cristancho Hernández.
Francisco Cristancho murió en Bogotá el 9 de febrero de 1977 causando un profundo duelo nacional y recibiendo el homenaje póstumo del Gobierno Nacional que expidió Decreto de Honores a la memoria del ilustre músico colombiano, firmado por el entonces Presidente Alfonso López Michelsen.
Fuente: Universidad Sergio Arboleda
Escuela de Filosofía y humanidades
Departamento de música “Mauricio Cristancho”


jueves, 16 de agosto de 2012

HISTORIA


Iza fue caserío indígena anterior a la Conquista española. Para ésta época el pequeño pueblo era gobernado por el Cacique Za, primer gobernante, quien funda y establece el poblado en valle tranquilo, lugar vecino del sumo sacerdote del Sugamuxi y tributario del Hunza. 

El nombre escogido por el Cacique para éste lugar fue Iza, en honor a su cacique súbdito del poderoso señor de Tundanza. Luego vino el apóstol llamado Bochica o Sadigua, quien se instaló en la cueva, que hoy lleva su nombre y enseño a los indígenas  a hilar, tejer y pintar bellas  mantas, los instruyó en las grandes verdades sobre la inmortalidad del alma, los premios y castigos de la vida futura, la resurrección de los cuerpos, la práctica de la caridad, la buenas costumbres, los ritos sagrados y la resurrección delos cuerpos. Predicaba con su ejemplo y, cuando considero cumplida su misión, bajó de la cueva, se dirigió al río en la parte sur del caserío, se paró sobre una gran piedra y desapareció dejando la huella de su pie descalzo.

En la época de la conquista hacia el año 1537, el grupo de Gonzalo Jiménez de Quesada explora la región en búsqueda de esmeraldas.
El 14 de julio de 1595 fue fundado por Rodrigo Egas de Guzmán. 
En 1750 el pueblo de Iza fue extinguido y agregado al pueblo de Cuítiva. 
En 1779 los vecinos de Iza solicitaron la nueva fundación de la parroquia por medio de Don Juan Miguel Pulido, procurador de numero de la real audiencia.
El doce (12) de febrero de 1780, Iza es elevada a parroquia formal por decreto del gobierno eclesiástico. 
Hacia 1856 los padres doctrineros  Franciscanos, se establecen en Iza con la misión de evangelización e impartir la fe católica. Permanecieron en el caserío por largos años.
Fuente. Plan Especial de Manejo y Protección - PEMP.

"El municipio de Iza se caracteriza por la conservación de su contenido histórico, en 1895 el gobierno del general Marceliano Vargas cambio el nombre del pueblo por el de Santa Isabel, pues para el diccionario de la lengua castellana IZA significaba concubina o ramera, apelativo que poco importo a sus habitantes, quienes siguieron llamándose por su nombre prehistórico, mas sonoro y romántico, simbolo de la oscuridad."

De: Giovanni Becerra Lozano
Fuentehttps://www.facebook.com/giovanni.becerra
Fecha: Julio 14 de 2013


PEREGRINACIÓN DE ALPHA. 1850.

ANCÍSAR,  MANUAL

XXIV

De Sogamoso a Iza median algo más de 4 leguas de camino llano, alegre y despejado al través del lindo y verde valle ocupado por la hacienda llamada "La Compañía", en conmemoración de los jesuitas, primitivos dueños de aquella valiosa finca, única que en el cantón mantiene concentrada en una sola familia la extensión considerable de tierras comprendidas en este valle, pues lo restante del suelo se halla felizmente dividido en pequeñas porciones, patrimonio de otros tantos propietarios. "La Compañía" es simplemente un potrero para engordar ganado, de modo que las sementeras de los colonos que la rodean se ven como refugiadas sobre los escarpes y laderas de las serranías laterales, y la rica planicie poseída por rebaños de ovejas y reses mayores, y por partidas numerosas de mulas; signo incontestable de la infancia de un país, éste de la agricultura desalojada de sus legítimos terrenos por la ganadería. 
Dejando a Firavitoba a mano derecha, síguese orillando el río Tota por una de las fajas en que la planicie se bifurca de N. a S., y se llega al recodo final, donde, rodeado de sauces y labranzas, permanece, como en el centro de un verde nido, Iza, pueblo que fue de los indios y habitan hoy familias blancas de agradable presencia y costumbres patriarcales. Recibiéronnos muy cortésmente, y uno de los vecinos puso a nuestra disposición su casa, cuyo aspecto, lo mismo que el de otras muchas del lugar, nos llamó la atención. A la parte de la calle hay una pared vestida con los flexibles sarmientos de varias matas de granadilla, cuajadas entonces de hermosas flores. Abierto un ancho portón, se entra en el patio sombreado por dos árboles copados, barrido y limpio con esmero, y al frente aparecen las habitaciones: las de la derecha destinadas al servicio doméstico, y las de la izquierda conteniendo los aposentos de la familia; todas ellas de adobe y paja, pero esta recortada en los bordes, y las paredes blancas y lisas, como generalmente no las acostumbramos. El menaje de la sala consistía en poyos al contorno cubiertos enteramente de estera, y sobre el asiento extendidos tapetes de fábrica y dibujos indígenas, y zaleas de abundante lana blanca muy escarmenada: una mesa y cuatro sillas de cuero completaban el ajuar realzado con el adorno de muchas láminas litografiadas, representando mujeres ideales, y con esteras momposinas clavadas como para servir de espaldar a los inmóviles canapés: por un refinamiento de gusto no común, pendían de cornisas de cedro dos cortinillas blancas de algodón en las puertas de las alcobas adyacentes a la sala. Confieso que me sorprendieron estos primores domésticos y tan esmerado aseo en la casa de un estanciero, y en un pueblo de agricultores situado lejos del tráfico mercantil y casi escondido dentro de sus bosquecillos de sauces y árboles frutales; con la circunstancia de no ser aquella casa la única de esta manera dispuesta, pues otras que vimos y la en que nos servían de comer, eran modelos de limpieza y orden, de que participaban hasta los niños robustos y bulliciosos que salían a encontrarnos a las puertas con la llaneza de antiguos amigos. Por la noche recibíamos la visita de varios vecinos, de quienes obteníamos noticias juiciosas relativas al distrito, a los propósitos de mejoras materiales que ellos hablan formado, y aun a las tradiciones locales que analizaban fundándose en la historia del país, y no como quiera, sino citando hasta la modernísima obra de nuestro distinguido compatriota Joaquín Acosta; todo esto sentados en torno de la mesa sobre que apoyaban sus manos encallecidas por el trabajo, vestidos de manta y lienzo comunes, abrigados con las ruanas rayadas en cuya fabricación se distinguen los tejedores de lana de aquella provincia, y las cabezas, caracterizadas por la franqueza de la fisonomía, cubiertas con sombreros de trenaz o con pañuelos negligentemente atados por detrás, a usanza española: hombres sin pretensiones, patriotas ingenuos, mil veces superiores al mayor número de las notabilidades de casaca, que vociferan su patriotismo en las calles de nuestras ciudades, que hacen ruido en torno de sus estiradas personas para disimular las reservas mentales de su egoísmo, y que en su vanidosa pequeñez apellidan neciamente plebe a los que visten ruana y labran la tierra: es decir, a la verdadera base y esperanza de la república. 
En la cadena de cerros que se desprenden del páramo de Ochiná para el N. y separan las hoyas de los ríos Tota y Pesca, se ven a trechos señales de antiguas erupciones volcánicas, como son los regueros de piedra pómez pocas cuadras al occidente de Iza, y orillas de fuentes muy sulfurosas. que hacen subir el termómetro centígrado a 50°, siendo la temperatura del ambiente 19°. Refieren los vecinos que ha poco tiempo hubo una explosión que levantó el suelo y una columna de barro y piedras donde ahora está un pozo de agua caliente verdosa, bastante profundo, del cual se exhalan constantemente burbujas de ácido hidro-sulfúrico gaseoso, que hace caer aturdidas las aves, si por casualidad se aproximan hasta respirarlo. Más al S., en el paraje llamado Batán, hay tres fuentes de 40 a 43°, simplemente ferruginosas, de las cuales se aprovechan los tejedores de bayetas y frazadas para abatanarías, macerándolas con los pies. Estas fuentes se sienten venir bajo de tierra por la falda de una colina, cuya circunstancia sugirió al propietario del suelo la idea de establecer una huerta sobre aquellas estufas naturales, prosperando allí las naranjas, las piñas y otras frutas de tierra caliente, rodeadas de la vegetación y paisaje de la región andina superior, pues la altura del Batán es 2.594 metros sobre el nivel del mar. Estos fenómenos están, a mi ver, enlazados con los del Salitre y Paipa, pues dependen, bajo cierto respecto topográfico, del ramal occidental de la cordillera que los domina y distribuye según las sinuosidades de su eje: un examen de los lugares, hecho por persona inteligente y experimentada en geología, no carecería de interés, y acaso de utilidad para algunos ramos de industria local. 
Camínanse tres leguas al S.-E. de Iza, pasando por el pequeño y triste pueblo de Cuítiva, y se llega a coronar una altura de 3.200 metros, desde la cual se dominan inmediatamente el llano de Alarcón y el río del Hato a la derecha, y más de la mitad del lago de Tota al frente y a la izquierda, quedando también frontero a tres leguas, línea recta, el tormentoso páramo de Toquilla. Eran las siete de la mañana de uno de los últimos días de julio, cuando llegamos a este punto, admirando las sementeras de papas, maíz, trigo, cebada y arvejas, que cubren la falda occidental de la serranía, desde el pie a la cumbre: de pronto, y como si nos hubiéramos transportado instantáneamente a otras regiones, recibimos un baño de niebla y viento furioso, que nos dejó ateridos. El páramo encubría sus cimas entre un torbellino de nubes oscuras, que oscilaban y se revolvían con singular violencia, sin desprenderse de la tenebrosa cumbre, lanzando a ratos sobre el lago mangas de niebla y viento impetuoso: 105 termómetros marcaban 7°centígrados, al abrigo del viento, y 5° a campo abierto: las manos entumecidas no podían desempeñar oficio alguno: las mulas volvían grupa, y rehusaban seguir adelante. Al cabo de largo rato y por un capricho frecuente en 'los páramos, el viento calmó, se despejó de nieblas el país, y un golpe del sol de los trópicos inundó de luz la magnífica cuenca del lago, sus penínsulas y las remotas playas de allende, cuyo espectáculo duró corto tiempo, tornando las nieblas a oscurecerlo todo. Aprovechando la bonanza bajamos una cuesta rápida, de mal piso, hasta llegar al nivel del lago, 2.933 metros sobre el del mar, y desde que estuvimos respaldados por los cerros cesó de molestar el viento helado, reaparecieron las sementeras de trigo y papas, y comenzamos a encontrar las diseminadas chozas de los cultivadores. Como adelantaba el día fue aclarándose el lago, hasta quedar visible su espléndida masa de agua, interrumpida por dos penínsulas y varias islas pequeñas, y batiendo las riberas con su oleaje, cual si pretendiera remedar al océano. Las costas se presentan, ora llanas, entrándose en el lago como parte de su lecho, que sin duda fueron; ora escarpadas y peñascosas, terminando a pico sobre las ondas agitadas y azules que baten el muro; accidentes aprovechados por el camino para diversión del viajero que, de sorpresa en sorpresa, llega sin fatigas a Puebloviejo, habiendo andado 4 leguas por las pintorescas riberas. 
Juan de San Martín fue el primer español que avistó el lago de Tota, en 1537, guiado por indios de Iza, anhelosos por desorientarlo del valle de Sugamuxi, adonde quería que lo llevaran. "Desta laguna refieren, dice Piedrahíta, que a tiempos descubre un pez negro, con la cabeza a manera de buey, mayor que una ballena. Quesada dice que en su tiempo lo afirmaban personas de gran crédito, y los indios decían que era el demonio; y por el año de seiscientos cincuenta y dos, estando yo en aquel sitio, me refirió haberlo visto doña Andrea de Vargas, señora de aquel país". Tan autorizada quedó esta patraña del demonio de agua dulce, que nadie se hallaba con valor para explorar el lago, del cual y de sus islas contaban lindezas peores que las de Piedrahíta, hasta que recientemente llegó por allí un inglés poco temeroso del diablo, y fabricando una balsa de juncos, abordé a la isla mayor, donde sostuvo una sangrienta batalla con... los tímidos venados, que pacíficamente la poseían. A ejemplo del inglés entraron otros navegantes, en balsas y canoas, ocuparon las islas y desencantaron el lago, que hoy no tiene otros peligros sino los causados por las borrascas del páramo de Toquilla, cuando agitan las tres leguas cuadradas de superficie que ofrecen las aguas a la acción de los ventarrones. Frente a Pueblovíejo se ha extendido, por más de media legua de ancho, una llanura formada por los aluviones del río Tobal y tres grandes arroyos afluentes al lago y a expensas de éste, que en otro tiempo debió subir 25 metros más arriba de su actual nivel, como lo indican los lechos horizontales de guijarros y arenas, visibles en algunos derrubios de las próximas colinas. Al extremo 8. tiene un desagüe natural, origen del Upía, susceptible de ser ahondado con poco trabajo, para dejar en seco mucha parte de las márgenes, de que podrían aprovecharse los estancieros ya situados en contornos. Proyectos descabellados se han tenido sobre esto, sin hacerse cargo de las nivelaciones necesarias, ni de lo inservible del fondo de la laguna, que debajo de los 80 metros de agua contiene por lo menos 8 de cieno incapaz de adquirir consistencia en muchas decenas de años. Los desagües parciales, ahondando periódicamente el cauce del Upía, es lo único practicable y que promete buen éxito a los que busquen tierra para trabajar, no tesoros, que allí son tan ciertos como el diabloballena de Piedrahíta. 
Puebloviejo figura como parroquia desde 1776, por esfuerzos de su primer cura Francisco Javier Arias, quien supo perpetuar su nombre con buenas obras, entre ellas una iglesia sólida y grande. Siguió estacionario este pueblo hasta 1840 en que fue cura un presbítero Peña y lo mejoré bastante: de entonces para acá más bien ha decaído que prosperado por falta de un hombre de influjo y entendimiento que se consagre a la beneficencia pública; por falta de cura, en una palabra, pues aquéllos están huérfanos de pastor propiamente dicho, que es el alma de nuestros distritos lejanos.
Sucias las casas, enyerbadas las calles, toscos y mal vestidos los habitantes, y tan curiosos, que cuando llega un forastero se entran en grupo hasta su cuarto a examinarle la figura despacio y en silencio. Forma este lugar un contraste imponderable con Iza, cuya pulcritud no podíamos menos de recordar a cada rato; y si esto sucede respecto a lo material y apariencia del poblado, no es menor el atraso en punto a instrucción, que allí se desconoce y aun se tiene por calamidad, pues al que sabe leer y escribir lo abruman a cargas concejiles y lo arruinan a multas, como le estaba sucediendo a un honrado vecino que nos hospedé, el cual era alcalde, mayordomo de fábrica, elector y no recuerdo qué otra cosa, y lo traían saqueado con multas inconsideradas y renegando del sistema de gobierno, puesto que no le conocía sino por los vejámenes y quebrantos que los superiores le proporcionaban. Esta es, con algunas variantes y pocas excepciones, la suerte de todos los alcaldes y jueces parroquiales, víctimas de la entonada ociosidad y amplios caprichos de esotros empleados inútiles y con sueldo, que llaman jefes políticos. 
Yendo de Puebloviejo para el de Tota se pasa el desaguadero del lago, que, como antes dije, lo forma un canal natural proporcionado por el terremoto que de singular modo hendió el poderoso ramal de la cordillera en el Alto de las Cruces al S. del lago, no sólo facilitando la descarga de sus aguas sobrantes, sino llevándose para los Llanos las del río Olarte que le tributaba, como lo manifiesta su decidida inflexión hacia el norte. Salen por el desaguadero 308 metros cúbicos de agua cada minuto; cantidad que con ser respetable no iguala todavía la mitad de la que vierten a la cuenca dos ríos, 11 arroyos y 15 leguas cuadradas de tierras adyacentes inclinadas a esta laguna, sobre las cuales caen anualmente 60 pulgadas cúbicas de agua llovediza. Desde luego se colige que la descarga del Upía, combinada tal vez con la de otros canales invisibles, sostiene sin desbordar el lago, que de otra suerte habría colmado una extensión del país muy considerable; y que la existencia del desaguadero cuenta larga fecha, lo demuestran los sepulcros antiguos encontrados en el pequeño valle ribereño del Olarte con momias, loza y fragmentos de lienzo labrado, iguales a los que se descubren con frecuencia en los curiosos panteones de Gámeza. 
Tota dista de la orilla del lago una legua por línea recta, mediando cerros y colinas de páramos poco habitados. El pueblo es pequeño, pues entre casas y ranchos no llega a tener doscientos, arremolinados en desorden alrededor de una iglesia nueva. La mayor parte de los vecinos son indios todavía puros, humildes y olvidados de su antigua grandeza; porque Tota, según los cronistas de la conquista, era una ciudad tan populosa como su homónima del cantón Tunja, llamada después Toca, para distinguirla de aquélla, que es la última población chibcha por este lado hacia el S.-E., siguiéndose los Teguas y otras parcialidades de hablas diversas, que dieron belicoso entretenimiento a Juan de San Martín cuando su expedición a los Llanos. Entre Tota y Pesca media el alto estribo divisorio de las hoyas de los ríos apellidados de igual modo. Desde la cumbre, mirando al oriente, se ve una ancha faja reluciente, cual espejo que a manera de diadema ciñe la eminencia de unos cerros lejanos y nebulosos: es el lago de Tota que por última vez y bajo un aspecto fantástico se nos presentaba, teniendo detrás de sí, a guisa de solio, las negras y tumultuosas nubes del páramo de Toquilla, y coronando con sus aguas frígidas una región helada, triste y desapacible, como lo son todas las serranías desprendidas del semicírculo de páramos casi nevados que se extienden al 8., desde Cuspaquirá hasta las confusas crestas de Tibaná sobre un arco de catorce leguas. Traspuesto el alto se baja sin interrupción a Pesca, pueblo de indígenas y mestizos, con algunas familias de apariencia y colores europeos, compuesto, poco más o menos, de trescientas casas mal distribuidas, de las cuales apenas seis serán de teja, pero bellamente situado a las márgenes «el claro río, y en el extremo de la planicie que se prolonga recta y a un nivel hasta Sogamoso. Tiene por cura este pueblo al doctor Parra, anciano benévolo y amable, en cuya compañía pasamos ratos agradables e instructivos de las cosas de antaño: vive solo, en una casa muy aseada y bajo su techo se halla con seguridad hospedaje franco y amistosísimo trato: es hombre de ideas caballerosas, patriota sincero y de aquellos que no deberían envejecer nunca para estar siempre de servicio en la brecha de las reformas, de que tanto y en tan copioso número necesita nuestra infante república. 
Por este lado pisábamos ya la línea divisoria de Tunja y Tundama, marcada por el ramal de la cordillera en que tienen su asiento los páramos Las Cruces y Tibaná, sobre el magnífico Divortio aquarum que caracteriza el territorio tunjano. Tundama, en un territorio útil de 215 leguas cuadradas, contiene 43 pueblos cabeceras de distrito con 163.000 habitantes, de los cuales el mayor número es de blancos y bien conformados, y el resto de indios pacientes, vigorosos, en quienes la rutina parece hacer los oficios del alma, y la humildad ser el compendio de todas sus virtudes. La tierra fértil y apenas removida por un cultivo sin arte ni adelantamientos, devuelve con prodigalidad el grano que se le confía, y en la variedad de las temperaturas, que dentro de breve espacio recorren la escala termométrica de 0° a 24° del centígrado, afianza la riqueza y multiplicidad de sus productos, y establece la abundancia segura para todos sus moradores. Sus entrañas guardan ricas minas de carbón, hierro, plomo y azufre en toda la provincia; alumbre en los cantones de Soatá y Cocuy; asfalto en Santa Rosa y Sogamoso; yeso en Sogamoso y Soatá; Sal de Glauber en Sogamoso y Santa Rosa; alcohol (galena) y sal común en Cocuy, Soatá y talvez en Sogamoso; probablemente plata en Santa Rosa y Cocuy; oro, óxido de cromo, fosfato de hierro y cinabrio en Cocuy; cristal de roca (cuarzo y hialino puro) en el cerro de Tibe cerca de Santa Rosa; piedras de chispa casi por todas partes; y en una palabra, por dondequiera indicios de minerales preciosos que yacen escondidos bajo la serie visible de las capas que constituyen el terreno secundario, y aun de algunas del de transición, manifiestas en las grandes quiebras y levantamientos lineales del suelo. 
Luégo que nuestro régimen administrativo se reforme de manera que los gobernadores sean magistrados de origen popular, exclusivamente consagrados al cuidado y progreso de los intereses de su provincia, y no subalternos amovibles del poder ejecutivo, casi exclusivamente encargados de agenciar elecciones, la suerte de las provincias será muy otra de la que al presente soportan; y en particular Tundama gozará los beneficios de una transformación económica, para la cual reúne cuantas circunstancias y elementos pudieran apetecerse. Caminos le faltan hoy para llevar los frutos fuera de su territorio; pero le faltan, no porque la naturaleza se los haya negado de todo punto, sino porque los hombres no se han tomado el trabajo de buscarlos o de mejorarlos. Al N. de Santa Rosa va el camino que pasando por junto a los picachos piramidales de Ture sale a Charalá por Sincelada, trepando adrede las eminencias más peligrosas que pueden fácilmente desecharse, y quedaría trazado un buen camino de herradura, por el cual Tundama podría enviar al Socorro sus frutos de tierra fría y sus ganados, y para sus importaciones aprovecharse del nuevo camino de esta provincia que la enlaza por el Sogamoso al Magdalena. El cantón Cocuy, ceñido al E. por las asperezas de la Sierra nevada, parece condenado a no tener comunicación con los Llanos de Casanare; pero una exploración a las abras del N. no sería infructuosa: la anhelada comunicación quedaría establecida talvez más pronto de lo que se piensa y los frutos copiosos del cantón hallarían la salida y mercados, sin los cuales abruman al agricultor con su propia riqueza y le arruinan por el abatimiento de los precios. Finalmente, para la importación de ganados casanareños, que engordados en los inmejorables potreros del cantón Sogamoso formarían un ramo precioso de comercío interior, ha indicado la naturaleza la hoya del río Saza, cuyas cabeceras suben hasta la depresión de la cordillera en la cuchilla Cara de Perro, y cuyo curso termina en el río Mongua cerca del pueblo de este nombre; o bien las faldas por donde corren los riachuelos Boche y Chiniscuá de Socha en demanda de la misma cuchilla, desde la cual a Pisba el camino se halla trazado. Mas todo esto encalla en el ánimo inerte de los unos, en la ignorancia presuntuosa de los otros, y en la humilde resignación de los restantes para vivir con el día, sin aspirar a mayor suma de goces, sin comprender la satisfacción de dar cima a las empresas que traen el pan, y el bienestar, y la civilización a millares de nuestros conciudadanos.

 MITOS Y LEYENDAS

1. Bochica
El origen del pueblo de Iza posee un componente de gran significado mítico y ancestral. Para entender su procedencia es preciso remontarse al año 450 A.C, época en la cual, según la leyenda, reinaba el Dios Bochica, quien a su paso por las diferentes regiones y pueblos hasta llegar a Iza, dejaba grabado en las piedras, los signos y figuras para que los indios los confeccionaran luego en las ruanas, mantas, chalinas y demás.
Dice la leyenda, que el pueblo indígena bajo el mandato de Bochica, fue castigado por los „dioses durante varias lunas, violentos aguaceros inundaron la sabana de Bogotá, destruyeron pueblos, arrasando cultivos y viviendas, el pueblo imploraba piedad, Bochica apareció sobre el arco iris golpeando las rocas y formando el salto de Tequendama. Buscó un lugar apropiado y llegó al valle Idílico de Iza, cerca de allí estableció su cueva, hace un cercado y enseña a los Chibchas a hilar algodón, los instruye en la construcción de telares en madera, husos, torteros, y en la elaboración de mantas, cobijas, chircates, y líquiras adornadas con dibujos en colores, que extraían de plantas y minerales.los instruyó en las grandes verdades sobre la inmortalidad del alma, los premios y castigos de la vida futura, la práctica de la caridad, las buenas costumbres, los ritos sagrados y la resurrección de los cuerpos. El maestro predicó con su ejemplo y cuando consideró cumplida su misión bajó de su cueva, que quedaba en la parte alta del sur del caserío, dirigiéndose hacia el río se paró sobre una gran piedra y allí desapareció dejando en este lugar el rastro de su pie descalzo, a donde las indígenas embarazadas se dirigían a beber agua con piedra raspada para que les fuera bien en el parto.


Monumento de Bochica en Cuítiva - Boyacá

2. La Planada
Se dice que  éste lugar era utilizado por los indígenas para reuniones y seminarios de diferentes caseríos como los de la ciudad sagrada de Sogamoso, (además Gámeza y Firavitoba),  a donde  enviaban a sus caciques, sacerdotes e indios.
En medio del paisaje, se vislumbra una mediana roca color naranja oscura en la cual se encuentran grabadas figuras de arte rupestre como manifestación cultural de la época prehispánica y parte integral del patrimonio histórico del municipio de Iza.
Petroglifo 
Foto. Julián Andrés Camargo Díaz
3. La Piedra del Diablo
“El Diablo algún día de épocas muy lejanas haciendo sus andanzas por lugares solitarios, se detuvo a descansar en una roca que al contacto con las sentaderas se fundió para dejarlas por siempre marcadas. Después entonces en muchas ocasiones se le ha sentido en ese lugar provocando estruendos ruidos y diabólicos chillidos. Los habitantes de los alrededores lo tienen como paso prohibido después del ocaso.‟
Piedra del Diablo
Foto. Julián Andrés Camargo Díaz

4. EL TESORO DE BUZAGA

Tomado de Leyendas Populares Colombianas. Javier ocampo López.

PATRONO RELIGIOSO DEL MUNICIPIO DE IZA

El Divino Salvador de la Piedra Milagrosa de Iza

Técnica: Óleo sobre Lienzo
Pintor Izano: Héctor Eduardo Vargas Torres.
 

“Relata el padre Fray Juan Agustín Camacho que el 23 e abril de 1748, entre las once y las doce del día cuando medió un fuerte deseo de visitar a María Candelaria Cerón, quien estaba enferma de los ojos, sin esperar a ponerme el manto, me fui a su casa, ya en el camino a mi derecha vi en el aire como un rostro que medio divise con el ojo derecho, y habiendo avanzado como unos seis pasos me suspendí con mucho impulso y retrocedí hacia atrás a un  montón de piedras, en las cuales daban todos los rayos  del sol, en medio de ellas estaba la de mi señor, el Divino Salvador; la levante y al verla que era la imagen del señor me la introduje en el pecho y proseguí mi camino hacia la mujer enferma, y luego de haberla saludado y a otras gentes que con sus hijos la acompañaban, saqué del pecho mi piedra para ver si era engaño mío, y habiéndole visto los presentes todos comenzaron a aclamar y a darle el nombre de San Salvador.  Empecé a mostrarlo a todas las gentes, unos la besaban y otros no.
En el mismo año me visito Francisco Calvo, quien manifestó que no podía rendir culto por no divisarse con claridad el rostro del salvador.  Al año siguiente volvió a verla y encontró que estaba patente su majestad mi señor san Salvador y dijo que sin lugar a dudas era digno de culto”.
Desde entonces, es el Patrono del Municipio de Iza. Se celebran dos fiestas anuales en su Honor (23 de abril y último viernes de agosto de cada año). Además el día 23 de cada mes se le celebra su misa correspondiente pagada por los devotos y continuamente se celebran misas en acción de gracias.
Fuente. PEMP - Iza.  Fase I

Recientemente realicé el curso de "Vivamos el Patrimonio",  convocado por el Ministerio de Cultura y desarrollado por el SENA, en el que en una de las actividades, se debía dar a conocer un elemento local de la colonia.

Siendo el Divino Salvador de la Piedra de Iza, la imagen de mayor relevancia del Municipio de Iza, procedí a darlo a conocer y hoy deseo compartir acá las memorias de la historia narrada y los importantes comentarios al respecto.

María Ligia dice:
"En el Municipio  de Iza “Nido Verde “, de Boyacá, declarado “Bien de interés Cultural de Carácter Nacional” por el Ministerio de Cultura (Resolución No. 0617 de 2002), reposa la imagen del “Divino Salvador de la Piedra de Iza”, encontrada el 23 de abril 1.748, por el Reverendo Padre Juan Agustín Camacho, Párroco de la localidad, al ir camino hacia la casa de la Señora María Candelaria Carón, persona enferma de los ojos a quien le llevaba la administración de los auxilios espirituales. La historia cuenta, que en esa fecha como al medio día, el Padre divisó en el aire un rostro coronado de espinas y chorreando sangre. Luego los rayos del sol se enfocaron hacia un montecillo de piedras y en una de ellas del tamaño de una hostia grande, quedó esculpida la imagen bendita que había visto en el cielo.

El Padre la recogió con suma reverencia, la llevó a casa de María Candelaria y la mostró a cuantos lo esperaban. Todos quedaron asombrados ante el prodigio y bendijeron al Divino Salvador con profunda fe.

El Padre regresó feliz a la Casa Cural y  guardó la imagen con respeto y veneración. Con el paso de los días, al Padre le comenzó en una pierna una úlcera que lo llevaba a la muerte.

Él con toda devoción, le pidió al Divino Salvador que lo  curara, si era su voluntad. Cuál sería su asombro, que se empezó a recuperar en forma milagrosa hasta a quedar totalmente sano. Comenzó a promulgar la devoción al Divino Salvador y desde entonces se cuentan  muchos  casos de curaciones admirables del cuerpo, del  espíritu, de los hogares, de accidentes superados y del medio ambiente. En cuanto al medio ambiente, en los casos fuertes de sequía, se hacen rogativas con procesiones en el centro del poblado y hacia las veredas.

Es un santo privilegiado, se le celebran dos fiestas grandes anuales: el 23 de abril y último viernes de agosto, en las que se incluye: la novena, vísperas de iglesia y de plaza, y eventos culturales. La misa mayor es celebrada por el arzobispo de Tunja, con acompañamiento de varios sacerdotes; se termina con procesión, en donde al santo es llevado en "anda," cargada en hombros por los priostos(quienes pagan la celebración) y su familia. Está dentro de una custodia,  donada por un devoto. Se lo han intentado robar, afortunadamente sin éxito. Para la  comunidad Izana y devotos, es su máximo símbolo espiritual. Cada integrante lo cuida con mucho esmero. El padre de turno, hace novenas en los hogares que lo solicitan, sin que falte la presencia del santo, pues la bendición final con Él, sella la ceremonia.

Para muchos artistas (pintores, talladores) principalmente, no es  creíble que la imagen en la piedra no sea una pintura, por lo que, en algún momento se permitió con líquidos especiales intentar comprobarlo, lo que y según cuentan fue infructuoso. Además y dicho por los adultos mayores,  con el paso del tempo la imagen se ha venido revelando en la piedrita con mayor intensidad.

Hasta el momento, se considera como imagen revelada, no se conoce investigación alguna que demuestre que  corresponda a una pintura. A depesar de ello, es muy relevante mencionarla, por cuanto su historia comienza en el siglo XVIII, desde donde se tornó en tradición y práctica social de veneración. Tiene elementos característicos de la época de la colonia, como estar siempre bajo el dominio religioso (ubicado en el altar de la iglesia),  ser originario del territorio de Iza (según la historia), patrono del mismo y ser patrimonio religioso por historia y declaratoria. Han habido propuestas de investigación, pero la misma comunidad se ha opuesto, porque desean conservar su memoria original.

A la fecha y después de 262 años de existencia desde su encuentro y por no haber investigación,  si corresponde a una pintura o no, y carecer de ficha de inventario, no estaría dentro de la clasificación de los grupos de objetos de la colonia;  a pesar de lo cual, considero muy importante darle a conocer, por su mística, historia y ser patrimonio local y nacional.

Comentario de la Tutora Blanca Victoria:
María Ligia, no conocía la imagen, me parece muy especial por la historia y  por sus dimensiones  físicas, me atrevería a decir que es singular y unica, lo que permite mantenerla expuesta en la Custodia, valga la redundancia "custodiada y salvaguardiada por la comunidad". Su valor es claro en la medida de lo que representa para la comunidad de  Iza y los fieles que la veneran; su carácter milagroso, desde su misma aparición, la pone a la altura de imágenes  de la mismas características como  la Virgen de Chiquinquirá, Nuestra Señora de las Lajas, la Virgen de Torcoroma de Ocaña, la Virgen de Guadalupe para mencionar una obra extranjera.  Destacaría sus valores en la medida que se sale de las advocaciones marianas mucho más numerosas, como puedes ver. La ejecución de estudios para determinar si se trata de una obra ejecutada por un artista, buscando aclarar la histroria de su aparición surge siempre en estos casos.  Al respecto,  personalmente,  considero que la sobrepasa sin lugar a dudas, el sentir de  la comunidad,  única instancia realmente autorizada para decidir al respecto, que en este caso tu misma reconoces  la importancia para la memoria comunitaria, representación de Fe, religiosidad, imagen de culto vivo y activo, venerada y dinámica en las prácticas que nos cuentas, es otro bien de los que hoy reconocemos de la época de la Colonia.
Las ilustraciones que acompañan el aporte son excelentes para entender la obra. Encontré en la red este plan de salvaguardia de la Gobernación de Boyacá, que incluye a Iza en sus planes de protección, que puede interesarles  les dejo el link, para que lo copien y consulten. El  segundo link es la proyección a 2019 del Departamento y contiene un apartado sobre el patrimonio.
Gracias por el aporte, su tutora.

Hola compañera Maria Ligia
Me parece muy interesante el objeto que expones y el contexto religioso tradicional en el que lo ubicas. Hace poco realizaba un trabajo sobre San Antonio de Asis en las fiestas de San Pacho en Quibdo, y hablaba una mujer sobre la etnización del santo, que define ella como el proceso de incorporación del objeto simbólico por medio de la tradicion religiosa a la tradición cultural, hacer del objeto propio con las características de la cultura hasta llegar a humanizarlo, evidentemente es un objeto, en este caso altamente simbólico para las personas en Iza, que comparten una creencia religiosa-cultural, esta incorporación de objetos y de representaciones simbólicas es un fenómeno común en la tradición religiosa católica, que es la institución que otorga facultades mas allá de la piedra o del lienzo dando títulos de santo o milagroso a estos fenómenos, es a este punto al que quiero llegar, me gustaría que tu despejaras una duda que tengo, este objeto se incorpora a los objetos considerados como místicos desde la iconografia cristiana o se trata de un objeto al que la misma gente le ha otorgado su valor simbólico, como intermediario necesario, en el proceso de colonización religiosa?
muchas gracias....   

Compañero Oscar David buenas noches.
Respuesta a tu inquietud.
La imágen del Divino Salvador de la Piedra de Iza, corresponde a los objetos considerados como místicos desde la iconografía cristiana, por cuanto y después de 262 años de existencia, desde el hallazgo de la piedra con la imágen de Jesucristo, no se ha comprobado que corresponda a una pintura hecha por el hombre. Es un objeto que el catolicismo y la misma comunidad, lo ha integrado a su cultura religiosa tradicional, como una revelación divina.
Muchas gracias por tu valioso aporte.

María Ligia, buenas noches.
Es muy impactante la expresión del rostro de Nuestro Señor, nos invita a reflexionar a partir de su sufrimiento.  El hecho de aparecer en una piedra le agrega mayor valor pues para mí podría simbolizar la dureza con la cual fue tratado, sin ninguna compasión.  Con lo que nos explicas en tu trabajo, nos dejas la inquietud de participar más de cerca de esta devoción por el Divino Salvador.  Cada día tenemos la oportunidad de conocer algo nuevo acerca de nuestro patrimonio gracias a los aportes de cada uno. Es muy especial tu interés por proteger este importante bien cultural que, como dice nuestra tutora, es algo único.
Mil gracias a ti por ese aporte tan significativo,
Martha Lucía Londoño Carvajal (Compañera).

Agradecimientos especiales a la Tutora Blanca Victoria y a mis compañeros Oscar David y Martha Lucía, por sus excelentes comentarios, los que indudablemente, enriquecen la historia del Divino Salvador de la Piedra de Iza.   

Misa con el Divino Salvador casa de hogar
Foto. Familia Suancha Ballesteros
Divino Salvador de la Piedra de Iza
Foto. Familia Suancha Ballesteros
En una vitela muy bien guardada, por mis suegros Maximino Suancha e Inés Boyacá (q.e.p.d),  encontré el valioso dato, que la manifestación divina del Divino Salvador de la Piedra de Iza,  fue patentizada por el R.P. Francisco Calvo de Molina en 1.749; hecho que nos pone en la noble tarea de buscar la existencia del documento y poder conocer el titular de la patente, el que se supone es la "Parroquia de Iza".

El término "Patente", proviene del vocablo latino "Patens", que siginifica "manifiesto". El concepto se utiliza para mencionar a aquello que es visible y perceptible.